Las esculturas de Patricia Pittet tienen formas orgánicas con contornos irregulares, o incluso quebradas que parecen sacadas directamente de la naturaleza.

Lograr modelar estos materiales, conservando al mismo tiempo la delicadeza y la poesía, que caracterizan sus obras, requiere experimentar sin cesar nuevas recetas, innovar en la combinación de técnicas y materiales.

Las esculturas pueden estar tanto suspendidas, gravitando, como montadas sobre frágiles tallos en un equilibrio constante, cristalizando las emociones que la misma naturaleza nos trae.

Cada escultura parece llevar las marcas de su recorrido, la pátina del tiempo. El ciclo de la vida, un milagro que aparece a menudo estar parado en un hilo, es sin duda la razón de este trabajo.

Patricia Pittet comparte su tiempo entre la riviera de Vaud y la naturaleza salvaje de Andalucía.